Ya lo ves, las cosas no suceden porque si,
Dos personas no se conocen por coincidencia,
Una sonrisa no nace de la nada,
El alma no se entrega sin una razón,
Los kilómetros no separan ciudades solo por dividir,
Pero a pesar de aquellos odiosos y largos kilómetros,
Los pensamientos y los sueños logran deshacerlos, desecharlos,
Logran crear un sentimiento indudable, haciendo que mi mente se eche andar estas fechas.
Tan a menudo en estos días, millares de pensamientos inundan mi cabeza.
Y es como siempre una dicha que ese paisaje sin igual sea el dominante en aquel pensar.
Aquel paisaje donde no existe un sol, y mucho menos un cielo.
Que sin importar el fruto, todo tiene un mismo sabor.
Pero como todo inicio tiene su final, y aquellos pensamientos también concluyen al pasar.
Cuando caigo en brazos de Morfeo, solo estoy dispuesto a soñar con ese indudable paisaje.
Con el final de ese grandioso anhelo.
Y es así donde Morfeo no dibuja al sol; toma tu brillante sonrisa para iluminar el sueño.
No dibuja un cielo; se apodera de aquellos castaños para deslumbrar el cuento.
No incluye una variedad de sabor; precisa con tus labios esa magnífica sensación.
No obstante te trae consigo al mismo lugar, con una belleza que te hace singular.
Te aferro a mi cuerpo, y antes de romper la desdicha de ese sueño terminar, solo logro recitar:
"acércate poco a poquito, prepárate, bésame, y así el mundo podrá acabar".
Jorge L. Ferrer Castillo





